sábado, 5 de diciembre de 2009

LA APOLOGÍA A LA CULTURA DEL LITIGIO Y EL SNOBISMO DEL ESCEPTICISMO

Generalmente estos defectos tan de moda en nuestra sociedad, pareciera que son solo un síndrome paranoico o patológico de ciertas personas, con complejos de inferioridad evidentes, o problemas psicológicos o traumas a cuestas, y en muchos casos también valgan verdades por ser producto de sistemas opresivos y corruptos, que marcan un sentimiento de revanchismo y animadversión que se refleja en aquellos que lo experimentan o a fin de cuentas un mero subterfugio de marras para azuzar ciertos sectores de una población. Jamás podríamos generalizar este tipo de conductas, pero existen casos justificables y debidamente motivados. Objetar sucesos, decisiones gubernamentales, políticas o de la administración pública no es un mero contradecir por contradecir, criticar por criticar, si es que estas objeciones realmente tienen sustento y fundamento y no son llevadas por una conducta visceral o apasionada donde no prime la razón, deberían de tomarse en cuenta siempre y cuando se hayan contrastado todas las informaciones pertinentes del caso, pues también se podría pecar de parcialismo o inobjetividad.
Está comprobado que aquel que generaliza y manifiesta que todo está corrupto y se necesita un cambio radical para sanear la administración pública o tal o cual gestión, solo lo hace de manera tendenciosa en un afán de crear un impacto social reversible. Al final tarde o temprano cuando por esos vaivenes y parapetos que tiene la vida, estos fustigadores acérrimos llegan al poder, lo que también suele ocurrir ,se convierten en otros corruptos o incurren en los mismos errores que sus antecesores y quizá aun yerran más. Entonces nos preguntamos será el remedio peor que la enfermedad. Exagerar y crear alarmismo es a menudo un modus operandi de ciertos medios de comunicación y pseudos dirigentes arcaicos y obsoletos, ya que hoy por hoy solo constituyen un cúmulo de apreciaciones trilladas y refritas. Pues lamentablemente a veces y muy frecuentemente en muchos casos se da esta lamentable situación que lamentablemente constituyen una parte de singular importancia de un proceso electoral y fragor político actual, aunque no debería de dársele la importancia que detentan. Es que tan solo hay que analizar de donde provienen ciertos ataques a alguna gestión o figura política en particular, y si las personas del entorno de esa agresiva campaña contra algún sistema, son de conducta intachable y de moral proba, sino fuere este el caso, simplemente estaríamos cayendo en el caso mencionado primigeniamente donde la cura es peor que la misma enfermedad. O los que critican fervorosamente no son más que otros iguales que ellos o quizás mucho peor, pues sin percibirlo se miran en su propio espejo, como reza el dicho cada ladrón juzga su condición…
Por todos estas razones es bueno criticar y cuestionar las gestiones de los funcionarios públicos corruptos, o falsos líderes políticos, pero al mismo tiempo dar la salida al problema y meollo del asunto o la solución adecuada e idónea al caso referido. Si no estaremos cayendo en el mismo círculo vicioso de criticar por criticar, siendo negativos, y pesimistas, que solo hará sospechar, con acertado criterio, que las observaciones hechas hacia un determinado asunto no reúnen los requisitos de seriedad y ética imprescindibles para otorgarles la credibilidad necesaria. Pues es lógico deducir que se tratarían de casos tratados desde una óptica parcializada sin la contrastación y seriedad del caso.
Es menester hacer la aclaración de que con esta apreciación no estoy haciendo el papel de abogado del diablo, ni mucho menos. Quiero ser recalcitrante, puntual y tajante al respecto. Sino que hago referencia a la crítica y análisis responsable y alturado que debe de existir sobre temas de corrupción, malversación de presupuestos en la Administración Pública y otros. Donde la observación sesuda y objetiva debe de primar ante todo. Muy por encima de cualquier empatía con cualquier tinte político o ascendencia amical existente, animadversión personal o quinina aparente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario