Como bien sabemos el Nepotismo se configura cuando los gobernantes o funcionarios públicos otorgan trabajo a alguno de sus familiares. Empero el Neopotismo (nombre inédito creado por el autor de esta nota), viene a ser nada menos y nada más que la permuta laboral entre los familiares de funcionarios de diferentes entidades. Tal es el caso de las municipalidades donde se da esta variante de Nepotismo, es decir el Neopotismo, para burlar la ley de la materia. Como es obvio no lo pueden hacer de ninguna manera en su propia institución y de la misma manera el otro funcionario en la propia, pero se dan la mano, intercambian banderines y cupos de trabajo. Y como es obvio estos puestos de trabajo dados a sus familiares, generalmente no son otorgados por meritocracia sino por dedocracia, es decir por el peso del apellido o la recomendación, dejando de lado, profesionales capaces e idóneos de sus mismos distritos y jurisdicciones. Corroborando de manera alarmante lo que se dice en el argot criollo “echa la ley hecha la trampa”. Es aquí donde los legisladores y hombres de leyes deben dar su aporte para poner coto este tipo de situaciones, que no son las únicas, pues hay muchas más y de todos los matices y colores. Porque es bien sabido que siempre existen situaciones análogas, ambiguas, vacíos legales, leyes incompletas, escasa e inexistente normatividad sobre ciertas faltas, las cuales no están tipificadas en la ley vigente y por lo tanto es complicado configurarlas y sancionarlas. Si se dieran las leyes necesarias y pertinentes para zanjar estos lamentables hechos, estaríamos dando un paso importantísimo en cuanto a la equidad, transparencia, y captación de personal idóneo, calificado y representativo en cada jurisdicción de nuestro país.
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